miércoles, 10 de junio de 2009

El valor de una mirada




El valor de una mirada

Las miradas dicen más que mil palabras. Son el espejo más certero de la esencia del ser, del interior, de esa magia que se dibuja en infinitas definiciones pero nunca logra ser capturada.
Miradas pícaras, sonrisa del alma, como las de un niño haciendo travesuras.
Miradas que reflejan un ser muerto en vida como una persona que perdió la esperanza.
Mirada cómplice como la de los enamorados que mantienen un diálogo sin intercambiar palabras.
Mirada pensativa y solitaria como la de una persona tratando de visualizar su futuro por un segundo o analizando una toma de decisiones que evidentemente puede cambiar su vida.
Miradas que invitan a conocer un poco más a esa persona sentada o parada en la otra esquina de la sala y que con sus ojos hace ineludible su presencia.
Miradas que sonrojan si uno es capaz de adivinar alguno de los pensamientos que por la pupila escapan.
Miradas frías y cortantes que imponen límites , un freno a la inspiración de hacer algo.
Miradas analíticas y calculadoras de aquellos que parecen querer sacar una radiografía, antecedentes, la hoja de vida con tan sólo clavar la vista en su víctima.
Miradas insistentes que buscan incomodar, hacer vulnerable a la persona que la mira.
Miradas profundas y apasionadas que se enlazan en un juego y pasan los minutos, la gente, los acontecimientos y ellas no se dan por enteradas.
Mirada triste que expresa el dolor y abatimiento de un alma herida.
Miradas débiles de personalidades endebles y miradas penetrantes de personalidades con carácter.
Miradas huidizas al encuentro con otra mirada.
Miradas que buscan el constante encuentro con otros ojos que expresen sentimientos, pedacitos del ser, rinconcitos del alma.
¡Y cuánto más puede reflejar una mirada! cuánto dice de un individuo, de un estado de ánimo, de un sentimiento expresado... Pero que relegada se encuentra en un mundo donde las vías de comunicación privilegiadas son las que no involucran el contacto físico ni el encuentro en persona ni el intercambio con todos los sentidos comprometidos